En un mensaje enviado a quienes reciben la asistencia de Cáritas de Roma, el Papa Francisco hizo ua reflexión sobre las cosas que se pueden aprender de los pobres, de su vida y ejemplo.
En un videomensaje emitido el 28 de abril, el Papa saludó a los participantes de la obra de teatro titulada “Si no fuera por ti”, que se estrenó esa misma noche en el Teatro Brancaccio de Roma. El espectáculo fue interpretado por 24 huéspedes de Cáritas, personas que viven en la calle y que compartieron con el público sus experiencias personales de marginación, dificultad, y abandono.
“Estoy contento de estar entre ustedes, de este modo, complaciéndome por su coraje, para decirles que no pierdan la esperanza ¡Dios los quiere, los quiere a todos!”, animó el Santo Padre.
“¿Quién pensaría que un sin techo es una persona de la cual aprender? ¿Quién pensaría que puede ser un santo?… En cambio, esta noche serán ustedes quienes desde el escenario transmitirán enseñanzas preciosas sobre el amor, la necesidad de los demás, la solidaridad, y de como en la dificultad se encuentra el amor del Padre”.
“La pobreza es una gran enseñanza que nos dio Jesús cuando salió de las aguas del Jordán para ser bautizado por Juan Bautista. No lo hizo por necesidad de penitencia, ni de conversión, sino para mezclarse con la gente, la gente que necesitaba el perdón, en medio a nosotros los pecadores, para cargar con el peso de nuestros pecados. Eligió este camino para consolarnos, salvarnos y liberarnos de nuestras miserias. Su amor de compasión, ternura y compartir es lo que nos da libertad, y verdadera salvación y felicidad. El Buen Samaritano que nos recoge, golpeados por los ladrones”, afirmó.
El Papa Francisco subrayó la dignidad que tiene todos pobres, “ellos revistieron el rostro del Señor. En su misericordia les dio su propio rostro”, y así mismo, recordó que Cristo “subió a los cielos como un rico, pero permanece todavía entre nosotros a través del pobre que sufre”.
“¡Cómo quisiera que al entrar un pobre en una iglesia, las comunidades parroquiales en oración se arrodillaran en veneración, así como hacen cuando entra el Señor! ¡Cómo quisiera esto, que se toque la carne de Cristo presente en los pobres de esta ciudad!”, dijo luego.
A los pocos días de su elección como nuevo pontífice de Roma, los pobres asistidos por Cáritas enviaron una carta al Santo Padre. Francisco respondió pidiendo oraciones y asegurando que “os llevo en el corazón y estoy a vuestras disposición”, volvió a remarcar Francisco.
“Ustedes no son una carga -continuó el Pontífice-. Son la riqueza sin la cual nuestros intentos por descubrir el rostro del Señor serían vanos”.
“Cuánto quisiera que Roma pudiera brillar de piedad por los que sufren, de acogida a los que huyen de guerras y muerte, de disponibilidad, de sonrisas y de generosidad por el que ha perdido la esperanza. Cuánto quisiera que la la Iglesia de Roma se manifestase cada vez más como madre atenta hacia los débiles. Todos tenemos debilidades, cada uno las suyas”, dijo.
El Papa se despidió invitando a los “sin techo” a encontrarlo en persona, y agradeciendo la labor de los trabajadores y voluntarios de Cáritas: “los siento como mis manos, las manos del Obispo, que tocan el cuerpo de Cristo” que “descubren un mundo que exige atención y solidaridad. Hombres y mujeres en busca de amor, respeto, dignidad, y con el que todos podemos experimentar la caridad aprendiendo a acoger, escuchar y donarse a sí mismos”.