FUNDADOR
El P. Santiago Alberione nació el 4 de abril de 1884 en San Lorenzo de Fossano, al norte de Italia. Hijo de una familia humilde y trabajadora pero de una profunda fe. Desde joven sintió el llamado de Dios a hacer algo por los hombres del nuevo siglo. Siendo seminarista, en la noche que dividió el siglo XIX del XX, mientras se encontraba en ferviente oración ante el sagrario, sintió el llamado de Dios a hacer algo por los hombres del nuevo siglo.
Esta convicción marcó la vida del P. Alberione, quien, con una salud precaria desde su nacimiento, con dos Guerras Mundiales en puerta y con muchas adversidades, fundó la Sociedad de San Pablo y más delante lo que sería la gran Familia Paulina.
Alberione, quiere decir “arbolote”. Y eso es lo que fue el P. Alberione: un hombre fecundo, tronco de un gran árbol que sostiene grandes ramas frondosas, pobladas por miles y miles de seguidores que, enamorados del carisma de San Pablo, siguen dando frutos apostólicos en todos los rincones del mundo.
El P. Santiago Alberione fue llamado a la Casa del Padre el 26 de noviembre de 1971 y el 27 de abril de 2003, fue declarado Beato por el Papa Juan Pablo II.
La fidelidad al retiro es uno de los mejores signos de fervor espiritual, asegurando así la fidelidad a los propósitos y al programa de los Ejercicios Espirituales.
Esta convicción marcó la vida del P. Alberione, quien, con una salud precaria desde su nacimiento, con dos Guerras Mundiales en puerta y con muchas adversidades, fundó la Sociedad de San Pablo y más delante lo que sería la gran Familia Paulina.
Alberione, quiere decir “arbolote”. Y eso es lo que fue el P. Alberione: un hombre fecundo, tronco de un gran árbol que sostiene grandes ramas frondosas, pobladas por miles y miles de seguidores que, enamorados del carisma de San Pablo, siguen dando frutos apostólicos en todos los rincones del mundo.
El P. Santiago Alberione fue llamado a la Casa del Padre el 26 de noviembre de 1971 y el 27 de abril de 2003, fue declarado Beato por el Papa Juan Pablo II.
La fidelidad al retiro es uno de los mejores signos de fervor espiritual, asegurando así la fidelidad a los propósitos y al programa de los Ejercicios Espirituales.